Él acostumbrado a ser llevado,
llevaba una vida sin mucho sobresalto,
como un electrocardiograma trabado,
su vida era una linea buceando por lo bajo.
Ella acostumbrada a que la lleven,
se encontraba en una encrucijada,
sabia que quería no estar sola,
pero se sentaba a ver si la acompañaban.
Se cruzaron en las profundidades de un mar eterno,
quisieron romper su calma ayudandose con besos.
Ambos sabían nadar pero confiaban en su compañero,
se hundieron en un abismo cruel por esperar no ser primero.
Lisandro - ahogado no, naufrago tal vez...
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