Si no fuera por el rubor en tus orejas cuando me ves,
ya habría trepado al trampolín mas alto de la depresión y me hubiera lanzado al abandono.
Algo tiene ese rubor que me activa, me acelera. Me agita.
Algo en vos es por mi, y lo bueno de mi se enaltece en ese carmín.
Ahora ese rojo soy yo en vos, y vos sos el empuje de mi voluntad, en contra de la tuya.
No somos nada, no soy por vos, ni soy para vos. Pero que lindo sería serlo.
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